Siempre me pregunte, porque le llamaban así a aquel barrio de mi ciudad?, “Los Cangrejitos”, con el tiempo lo entendí, aquel lugar que para los tiempos de lluvias y huracanes se avizoraban por cantidades, unas cabecitas negras con paticas rojas, muchas veces los niños pasaban por mi barrio vendiéndolos y yo los compraba con una ilusión grande de que si los soltaba en el patio de la casa, ellos crecerían y se reproducirían igual que lo hacían en el litoral de la ciudad.
Sin saber que esos “Cangrejitos” de cabeza negra y paticas rojizas solo se desarrollaban allí y que su existencia en esta parte de la ciudad tenía su esencia ecológica, aquí les cuento sobre ese espectáculo insólito y maravilloso que ofrece u ofrecía la naturaleza cada año de mayo a julio cuando cientos de miles de cangrejos rojos emigran hacia la costa con el fin de reproducirse, y digo ofrecía porque ya no ocurre como antes en el litoral Santiaguero, debido a la contaminación de la bahía provocada por el vertimiento de desechos residenciales e industriales, estas malas condiciones de la costa influyen en su reproducción.

El desfile de los crustáceos nos puede sorprender en las zonas de Guanahacabibes, Pinar del Rio, en la Carretera de Playa Larga a Playa Girón, Ciénaga de Zapata, Matanzas y en algunas zonas costeras de la bahía de Santiago de Cuba.
Durante el difícil viaje que emprenden para mantener su especie los cangrejos rojos encuentran una enorme cantidad de obstáculos letales que el hombre ha interpuesto en su camino, entre ellos pueblos y carreteras traficadas, de hecho muchos mueren aplastados por autos y pasantes.
En cambio estos magníficos crustáceos merecen y deben ser protegidos porque además de ser parte de nuestra fauna insular tienen una importancia vital en el equilibrio del ecosistema pues se alimentan de materia en descomposición y por ello son considerados “saneadores del ambiente” y también porque permiten la oxigenación y remoción de los suelos mediante los túneles que fabrican.
Esta especie llamada Gecarcinus ruricola no es comestible, su carne es tóxica para los humanos porque según estudios recientes a través de su metabolismo acumulan un metal pesado llamado tungsteno que puede ser muy peligroso para la salud.

El barrio “Los Cangrejitos”, como lo describía Lian Morales Heredia en un artículo publicado en la revista Bohemia.
[…]Cuando se llega al corazón de “Los Cangrejitos”, en un muelle pintoresco como el que más, enseguida se descubren unos cuantos hombres desperdigados entre artes de pesca y embarcaciones de todos los colores y formas, sobre puentes largos y estrechos que parecen sostenerse de puro milagro.
Son hombres de mar, y mujeres en menor medida, personas de vestimenta rudimentaria. Allí la vanidad se traduce en el asomo de las pieles curtidas, orgullosas de tanto sol y salitre recibido.
Gente de hablar bajito y parsimonioso, con el oído en algún lugar lejano, como si estuviera pendiente a una antigua conversación, en una lengua solo conocida por ellos y el mar.
Individuos de andar desgarbado, con una torpeza casi graciosa cuando están en tierra, pero muy sospechosos de transformarse en raudos “lobos de mar” encima de sus botes, donde toman a las presas a mano limpia, por sus aguijones dentados o sus hirientes agallas, según el caso.[…]
En el 2017 se llevó a cabo la remodelación del área aledaña al barrio y al propio barrio por la cercanía que tiene al puerto Santiaguero, el proyecto se inicio con la reparación de la Base de Pesca Deportiva conocido como El Ranchon de los Pescadores y la revitalización de una instalación que les significará mejores condiciones para el resguardo de sus útiles de pesca y la realización de sus actividades, se construyó también un espigón para amarrar las embarcaciones.
Una merecida atención al trabajo de los pescadores, muchos desde antaño residentes del barrio “Los Cangrejitos”, por su dedicada labor, como bien lo describiera la Periodista Elaine Díaz en su artículo del 2016, titulado “Hombres de Sal”, artículo que vale señalar hizo un llamado de atención a las autoridades de la ciudad para mejorar las condiciones de los pescadores.
[…] Los tres hombres a bordo del Marisol inician una coreografía que se les ha adherido a los huesos de tanto repetirla. Sincrónicos, callados, sin darse órdenes los unos a los otros, llenan de hielo la nevera y organizan los víveres: un poco de pan, arroz sin cocinar, tomates, ají pimiento, dos barras de guayaba, una bolsa de queso, trozos de carne de cerdo cruda.
Amontonan los abrigos en la malla negra que está pegada al techo para ahorrar espacio en el bote, acomodan el cojín de esponja viejísima sobre el asiento trasero, suben el palangre: una caja de madera dividida en dos partes, en una esquina están los 108 anzuelos y en la otra, envueltos en círculos, los rollos de sedal. En una lata, justo al lado del motor, se guardan los machuelos.
Terminan el despacho: rellenan el formulario que exige la Capitanía del Puerto con los datos de rigor nombres, números de identidad, tiempo estimado del viaje y zona de pesca y se encomiendan a Dios.[…]
El proyecto abarcó también el barrio “Los Cangrejitos”, específicamente se realizo la rehabilitación total de las aceras, los contenes y del canal magistral que se encuentra al final de la avenida 24 de febrero. Además, se rehabilito el muro perimetral que limita dicho canal con el mar.
Al canal se le cambiaron sus 141 losas y una vez terminada esta operación se les pusieron encima 40 masetas que embellecieron su paseo peatonal que se completa con las aceras que se construyeron a ambos lados de la hilera de losas que se colocaron.También se construyeron 11 bancos en forma de jardinera que le dan un matiz más ecológico al vial.
La obra distintiva fue “El Ranchon Los Cangrejitos”, con su monumento a los hombres de mar, un pescador sobre un ancla, sencillo pero digno monumento a los hijos de este pedazo de tierra casi mar, quienes han contado entre sus filas a náufragos y héroes de proezas cotidianas frente a los designios de la inmensidad azul y sus criaturas, gente que no dice mar sino “la mar”, como si fuese una madre y a la vez, una mujer fatal.
A pesar de todo lo logrado en el Barrio de “Los Cangrejitos”, todavía queda mucho por hacer en cuanto a limpieza y sanidad para mejorar la vida de la comunidad de pescadores y de todos sus habitantes, el color del Mar nos dice que es inmediato un dragado profundo que revitalice el manto marino.

Fotografía by Willian Riera & Roberto Montes de Oca.