De una gran cocinera aprendí que el amor que le pongas al alimento que preparas se traduce en un exquisito sabor, que el tiempo que dediques en cortar, aliñar, marinar, adobar… todo ello se convierte en una perfecta armonía que se deshace en el paladar con cada nuevo bocado, y ese es el secreto del restaurante La Terraza, en Santiago de Cuba.
Este restaurante privado, de la ciudad de Santiago de Cuba, por casi diez años no decepciona a sus visitantes y, además, es capaz de renovarse, de sorprender con nuevos platos y cocteles, y de reinventar el placer de comer.
El 16 de noviembre de 2010 nació La Terraza, un viejo sueño de negocio familiar de Alejandro Tomás Lozada quien compartió con su esposa, Leticia Gerbet, la cocina y la atención de los clientes. Desde entonces, y hasta ahora, se definió lo que es un sello de la casa: calidad, buen precio y una porción generosa.
“Desde el inicio empezamos con el ovejo a La Terraza, el plato que representa nuestro restaurante” asegura Alejandro y en relación a la manera de lograr un sabor que lo distinguen acota que primero hay que limpiar bien, retirando huesos y glándulas antes de cocinar, “luego agregarle «amor», que es lo mismo que una secreta combinación de especies y aderezos”.
La Terraza tiene una ubicación que, cuando menos, es privilegiada, muy cerca de la Plaza de Marte. Adopta y hace suya una bella característica de la ciudad de Santiago de Cuba y es la particularidad de ser un mirador urbano. Disfruta, además, de un agradable ambiente con la brisa que refresca y que agradecen quienes buscan refugio del intenso calor.
Desde este acogedor sitio se observa el ir y venir de los santiagueros en una de las calles más concurridas y también céntricas de la urbe, como lo es Aguilera, con visuales que llegan hasta Plaza de Marte, aunque no por ellos renuncie al íntimo placer de un ambiente agradable. Solo resta agregar los sabrosos sabores de la comida criolla y de la coctelería.
“Tenemos un plato que identifica la casa, y un coctel. El primero es un arroz con cuatro carnes: cerdo, pollo, camarón y un cuarto ingrediente que puede ser langosta, pulpo u otro sabor especial. Es un plato único que tiene de fondo un caldo de marisco, y todas las especies que se emplean son naturales”, comenta Alejandro.
En par de semanas La Terraza estrenó un nuevo plato, por la necesidad de esta casa de reinventarse y sorprender, en esta ocasión un espagueti marinero a base de pulpo, camarones y langosta.
Desde entonces, los espaguetis marineros se han convertido en una de las sugerencias de esta paladar, también entre los platos más populares y preferidos por los clientes que regularmente visitan el lugar.
A Alejandro se le puede encontrar siempre en el salón de La Terraza, preocupado por el servicio, por la agilidad con que se sirve al cliente y calidad de los platos, y también por la satisfacción de los comensales.
Quizás por eso el negocio que dirige es tan conocido como él mismo, y es un detalle que se agradece, además, pues se traduce en una sola idea: calidad. Si algo le reconocen a La Terraza es que no decepciona jamás a quien le visita, una especie de apuesta segura cuando se trata de degustar comida criolla.
“Nuestro restaurante tiene un solo estilo: trabajar con especies y productos naturales solamente, y hacerlo siempre con deseo, y también respetar el sabor, que la comida que se deguste tenga el propio sabor natural”, sentencia.
De 12 del mediodía a diez de la noche está abierto La Terraza, en Aguilera 602 entre Paraíso y Barnada, un lugar que se precia, por encima de todo, que la comida tenga un exquisito sabor, pero la coctelería tampoco se queda atrás.
El hijo de Alejandro, Miguel Alejandro Tomás Gerbet, defiende este espacio al que también le ha dado personalidad y un sello único con un preparado que es propio de la casa: el coctel La Terraza.
“Tiene como base el licor de cacao, un agregado de crema de chocolate, crema de leche, y rociado al final con brandy, es un coctel digestivo, perfecto para después de degustar una cena”, asegura Miguel Alejandro y visualmente es muy atractivo ver cómo se mezclan poco a poco los ingredientes.
Igualmente, muy solicitados son los cocteles Cuba bella y Semáforo. El primero con menta, un daiquirí frappé, y rociado con granadina al final. El segundo, de fantasía igual que el anterior, adopta los colores de la menta, el jugo de naranja y la granadina, para derivar en una hermosa bebida verde, amarillo y rojo.
Pero la reina de la casa es la limonada con yerba buena. “Es muy buena, muy refrescante, además de ser muy digestiva, la yerba buena le da un sabor y un aroma que son inconfundibles, es una excelente combinación”, asegura Miguel Alejandro.
Apuesta segura para degustar el sabor de la verdadera comida criolla, un espacio diseñado para disfrutar la ciudad y también una buena experiencia culinaria, una carta que se renueva y sorprende, buen servicio, amplia coctelería con sabores únicos de la casa y platos de comida que seducen… todo eso en el restaurante La Terraza, ¿se puede pedir algo más de un lugar?
Solo que usted lo visite.
Se los aseguro que aquí se come el mejor ovejo de Santiago de Cuba.