Como es tradición, cuando se celebra un cumpleaños nuevo de la ciudad, se agregan obras a los atractivos de la urbe, entre nuevas y remodelaciones. El aniversario 505 de Santiago de Cuba no iba a ser la excepción.
Parques remozados, instalaciones gastronómicas remodeladas, luminarias reverdecidas… y todo en el sui géneris ambiente creado por la Covid 19.
Sin embargo, hubo un proyecto que desde su anuncio creó numerosas expectativas entre la ciudadanía: la iluminación de las principales edificaciones del Parque Céspedes.
Poco a poco vimos que se iluminó el corazón de Santiago de Cuba, primero la catedral –para mí el edificio más bello de la urbe–, luego el hotel Casa Granda, el antiguo Club San Carlos, el también antiguo ayuntamiento, el banco central, y la casa más antigua de América.
No fuimos pocos los que acudimos al Parque Céspedes, antes de la inauguración oficial, en el aniversario de la ciudad, tratando de ver la maravilla que era el proyecto de iluminar el corazón de la urbe.










Videos, fotos, circulaban por internet y sólo lograban alimentar el hambre de poder el observar el principal espacio citadino con las luces estrenadas.
Y llegó el día, ¿y la verdad?, es incluso más bello verlo en persona que en fotos y videos.
¿Lo mejor? Ha reanimado este parque que por un tiempo estuvo triste y mustio.